viernes, 10 de septiembre de 2010

Polska wita gości!

Viernes. El día amanece gris, húmedo, ventoso. Los árboles que se ven desde la cama están todavía verdes, aunque esta semana de lluvias prematuras está jalonando el otoño a un ritmo trepidante. Los naranjas, marrones y amarillos luchan ya por salir a la luz.

Septiembre suele ser un mes aún cálido en este rincón del mundo, pero alguien debe haber chivado a la naturaleza que a mí me da miedo al inverno, y parece que los elementos me están poniendo a prueba. Aunque hay momentos y momentos. A ratos sale el sol, y ya sabéis que aquí cuando sale el sol la perspectiva cambia. Me dan ganas de tumbarme en la terraza como un lagarto, aunque cargando con la bufanda.

Se reinaugura la aventura polaca y todo es igual de raro que la primera vez, con la diferencia de que el polaco ya no suena a chino, sino a polaco. El caos. Modos de funcionar incomprensibles por poco prácticos. Una estación de autobús donde no se venden billetes, un autobús donde te sirven té, un cuervo hurgando en una papelera en pleno centro de Varsovia. El gris, lo pintoresco por viejo, lo viejo por abandonado... Y yo en medio de toda esta algarabía idiomática y cultural, riendo sola, preguntándome ¿qué se me ha perdido aquí?.

El caso es que disfruto con el hecho de que, por primera vez, los planes estén en el aire. Los amigos por conocer, las historias por escribir, la nieve por caer... Nadie dijo que los principios fueran fáciles, pero qué bien cuando aún queda todo por hacer :)