martes, 9 de diciembre de 2008

Del paso de los dias

Cuando la novedad se transforma en normalidad y los dias se llenan de actividad, a veces, se me acaban las palabras. Pero aqui estoy de nuevo, porque siempre hay jugo por exprimir en los citricos de mi existencia.
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Olsztyn esta reduciendo su tamaño, como antes lo hizo Madrid. Es la señal de que ya me siento aqui como en casa (aunque con la ciudad de los neones necesite años y aqui me ha bastado con un par de meses). Me conocen en el supermercado, los niños me saludan por la calle y ya puedo reducir esta ciudad de 170,000 habitantes a unas cuantas calles empedradas, las que recorro todos los dias viendo casi las mismas caras.
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Por fin estoy ocupada en mi trabajo y he dejado de sentir que las vacaciones se habian alargado tres meses de mas. De hecho, me urge comprar una agenda (y no la necesitaba desde que tenia 16 años). Una de mis labores en la organizacion es dar clases de español. Los lunes con un grupo reducido de niños y los martes con al menos 15 mujeres ansiosas por añadir el español a la lista de idiomas que dominan (es increible cuan interesados estan en este pais por aprender idiomas que se hablan en lugares remotos para ellos).
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Con los niños no puedo hablar ingles y el polaco aun se me resiste (ciertamente, no hay nada facil en este idioma de locos que ni los nativos saben hablar con precision), asi que pasamos una hora haciendo pantomimas y sonidos que nos ayuden a expresarnos. Aprendo mucho de ellos y su asimilación del espanol es impresionantemente veloz. A veces, cuando estoy con ellos, desearia volver a la infancia sólo por recuperar esa capacidad para absorber todo lo nuevo. El unico pero es que no contamos con muchos recursos pedagógicos, asi que me ha tocado cantar ya en un par de ocasiones. Adios sentido del ridiculo, ahora soy capaz de cantar "Un elefante se balanceaba..." delante de cinco niños polacos sin ponerme ni un poquito roja (mas de uno deberia estar orgulloso de mi).
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Con los adultos es mas facil ahora que he coincidido con una profesora amante de la lengua española que ha puesto a mi disposicion una cantidad ingente de manuales y material audiovisual. El unico inconveniente es que, primero, yo no he estudiado filologia hispanica y, segundo, tengo que explicarlo todo en ingles. Asi que ya podeis imaginar los sudores cuando me toco explicar la diferencia entre los articulos definidos e indefinidos (en polaco no tienen nada parecido, se rigen por declinaciones). Hoy hablare sobre la diferencia entre ser y estar... Ya es contare.
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A parte de las clases en la Biblioteca, voy dos veces al mes a uno de los once institutos de Olsztyn a poner un poco de acento a las clases de español de Gina. Alli trabajo con adolescentes en plena explosion de hormonas. Pero se portan bastante bien y a mi me encanta escucharles (aunque creo que todavia les doy un poco de miedo...) Y una curiosidad, en el centro existe una planta llena de pequeños cuartos donde los alumnos cuelgan sus abrigos. ¡Una planta entera solo para la ropa de abrigo! Increible...
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Ademas de las clases y el taller de manualidades de los miercoles del que ya he hablado, siempre surgen actividades paralelas. Ahora, como no podia ser de otra forma, estamos inmersas en una vorágine de presentaciones sobre la Navidad en nuestros paises. Y, ¿que puedo contar yo sobre la Navidad en España? Pues que comemos uvas en fin de ano y que a nosotros los regalos nos los traen los Reyes Magos. Como para los niños era complicado de entender eso de que en mi pais no existe Mikołajki (Papa Noel), ni corta ni perezosa decidi montar un belen viviente, disfrazar a mis companeras de rey mago y contar la historia como se merece. Y les encanta. Aunque, como siempre, les divierten mas los camellos que los reyes (hemos construidos tres dromedarios de carton gigantes con cara de haber fumado algo raro).
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Y eso es lo que se mueve por estos lares, donde hace dos semanas que no sale el sol, el frio se aguanta buenamente y la nieve aun se resiste a caer (tan solo ha habido una semana en la que toda la ciudad se pinto de blanco). El vodka empieza a ser menos misterioso para mi y el bar de de debajo de mi casa es ya una extension de nuestro piso. Aun asi, aun no me acostumbro a este habito que tienen los polacos de dormirse en los bares... Pero me hallo, estoy feliz. Eso si, que no me quiten las dos semanitas de aires calientes que me esperan en Canarias, que mi piel esta pidiendo sol a gritos. Do widzenia znajomi!