jueves, 28 de agosto de 2008

Alfonsito

Sin buscarlo ni quererlo, aquel barrigon solitario de la barra le puso un broche final, buen broche final, a nuestra vida en el "viejo barrio". El raton vaquero cerraba sus puertas hasta quien sabe cuando y nosotros marchabamos en busca de centros de gravedad permanentes. El tintineo de las hojas al ritmo del viento envolvia de un halo de nostalgia aquella pintoresca escena. Tu, yo, el barrigon y, en frente, el resto del mundo. Y me acorde de todas las noches de verano en que tu risa señalaba el rumbo que seguirian nuestras vidas. Que siga sonando siempre, y que los ecos me lleguen a Polonia.

domingo, 17 de agosto de 2008

Saliendo, entrando

20 días para salir de Madrid. 36 para entrar en Olsztyn. El próximo ecilpse lunar será cuando ya todo haya pasado. Y hoy, domingo pendido del tiempo, sin reloj ni calor, sin gente ni televisor, el horizonte pinta tan, tan amplio, que contarlo, empezar a contarlo, parece una obligación.

Comienza la carrera, la compra de billetes de vuelta, ida y vuelta, y sólo ida. Último periplo por las Españas antes de establecerme allí donde me esperan. Cada paso de este agosto en Madrid parece el último de una larga marcha. Y es que nunca se sabe adónde vuelven los errantes que no se sienten ni de aqui ni de allá (los mismos que se dejan el alma en cada esquina, cada mirada).

Para el regreso seguro habré encontrado otra excusa que me permita seguir dilatando el horizonte. Hoy, todavía, queda el trago de las despedidas tácitas con las que inauguro esta crónica del viaje hacia el resto de mi vida. Imaginadme hacia deltante.